El niño es como una madera sin moldear.
Núnca se sabe en qué lo transformará el ebanista hasta poco antes del terminado.
¿Y el ebanista es Dios, la sociedad o el niño mismo?
Cuando la madera ahora es una obra de arte, ellos dicen: "Pero que hermosa obra" Y yo opino: "Me gustaba el tronco virgen"
15/5/08
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1 comentario:
para mi la sociedad y la familia cambian a los niños.
por eso, son el futuro
hay que cuidarlos
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